Mitos alrededor del Alzheimer

Hoy el Alzheimer es una de las enfermedades más temidas, se habla de lo catastrófico que puede ocurrir ante un diagnóstico y damos por sentado que la persona pierde por completo sus funciones cognitivas y facultades físicas, que no reconocerá a sus familiares, que no podrá mantener relaciones sociales y suponemos que vivirá sumido en un limbo por el resto de su vida. Especulamos sin conocimiento alrededor de aquellos síntomas, sin entender que se trata de una condición que evoluciona lentamente y que el imaginario popular es completamente desacertado.

De ante mano desconocemos aquellas señales que nos pueden indicar un deterioro cognitivo en las personas mayores, no sabemos cómo el Alzheimer empieza a manifestarse y carecemos por completo de una información veraz, que podría servirnos para prevenir y retardar su evolución, y atender como es debido, a esa persona que padece la enfermedad.

Por lo tanto, es importante desvirtuar algunos mitos y creencias equivocadas acerca de la enfermedad de Alzheimer:

  1. La personas adultas se enferman de demencia senil.

El término de demencia senil es totalmente errado y no tiene sustento científico. Las personas envejecen, a veces falla la memoria, pero esto no significa que padezcan algún tipo de demencia. Es cierto que el envejecimiento es el mayor factor de riesgo y cuando la pérdida de memoria es frecuente y evidente, y se convierte en un obstáculo para valerse por sí misma, tomar decisiones o planificar, lo mejor será consultar a un especialista para conocer la causa y tomar medidas. Por lo tanto, rotular aquellas señales de alarma como una “demencia senil”, nos aleja de obtener un diagnóstico acertado.  

  • Nadie muere de alzhéimer.

No es fácil predecir cuanto tiempo vivirá una persona con diagnóstico de alzhéimer. Puede vivir de cuatro a ocho años, pero también puede vivir hasta 20 años. Su muerte se producirá por complicaciones asociadas a la postración por incapacidad de movimiento, por incapacidad de alimentarse y por otros factores ajenos a la enfermedad.

  • El alzhéimer es hereditario. Aunque existe un componente genético, esto no significa que los hijos necesariamente vayan a padecer la enfermedad. Hay estudios que demuestran que se puede reducir el riesgo y la manera de prevenirla es cuidándonos, evitando el tabaquismo y el consumo de alcohol, procurar mantener una alimentación sana y control del peso, una vida activa, ejercicio físico y cultivar el conocimiento, la espiritualidad y las relaciones sociales.
  • ¿Si me falla la memoria es porque tengo alzhéimer? Falso, olvidar citas y fechas es normal, pero depender permanentemente de otra persona para recordar, es una señal de advertencia. La memoria falla por que nuestros recuerdos son fugases, además existen otras causas que pueden generar un trastorno de memoria.
  • No hay nada por hacer. Ante un diagnóstico no hay nada por hacer, no existe un medicamento que cure o revierta la enfermedad, pero si tenemos la posibilidad de retardar la evolución de la enfermedad y de mejorar la calidad de vida de los pacientes con terapias farmacológicas y con terapias de estimulación cognitiva en etapas tempranas.
  • No debemos anunciar el diagnóstico al paciente. En etapas tempranas del alzhéimer es un derecho, la persona aún cuenta con la facultad de tomar decisiones sobre su propia vida, sus asuntos financieros y legales. Se debe tener en cuenta cada paciente en particular, cómo hacerlo y en cual etapa de la enfermedad se encuentra.
  • El alzhéimer siempre genera conductas agresivas. Falso, no siempre y muchas veces la agresividad se presenta cuando la persona siente que sus necesidades nos son atendidas, cuando no puede verbalizar sus dificultades y cuando se altera el lenguaje. El sentimiento de frustración hace que aparezcan comportamientos agresivos y es el cuidador el que debe luchar por establecer cierto tipo de comunicación que facilite identificar las necesidades del paciente para disminuir la agresividad.
  • El Alzheimer se presenta igual en todas las personas. Falso. Cada paciente tiene su propia historia de vida, un perfil socio económico y cultural determinado, y una personalidad única. Cada cual gestiona y perciben las emociones de manera diferente.

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